¿A qué se enfrentan los Partidos de Gobierno en la actualidad?

Foto tomada del Diario La Verdad

Los partidos políticos más allá de solo representar un “canal” entre los ciudadanos y el Gobierno, se convirtieron en una figura que ha tenido un papel preponderante en las Democracias e incluso, en una forma de control político como lo establece Mair. No obstante, la percepción y la legitimidad que tenían los partidos hace 30 años, es muy distinta a la que poseen en la actualidad. Para poder ahondar en los retos que enfrentan los partidos es imperioso conocer éste concepto.

Sartori (1980) define como Partido Político, a cualquier grupo político que se presenta a elecciones y que puede colocar mediante ellas a sus candidatos en cargos públicos. Es decir, su fin es llegar al poder y eso lo logra a través del voto y con una estructura organizativa que les permita ganar.

Con relación al Desafío de Gobierno de Partidos, Mair (2007) plantea inicialmente que el impacto de la Globalización, la Supranacionalidad de la Unión Europea y el logro consensos partidistas ha disminuido la autonomía de los partidos en el Gobierno, respecto a la capacidad de tomar decisiones sobre las políticas públicas y ahora, se está viendo más limitada, porque el “Gobierno Administrativo” sigue abriéndose paso y cada día, son más los gobiernos que deciden darle mayor cabida a los expertos.

En segundo lugar, la fragmentación del sistema parlamentario de partidos minimiza el poder de voto para formar gobierno y ocasiona desinterés en los electores, además de que la realización de coaliciones para formar gobierno no refleja la responsabilidad de manera clara y dificulta la posibilidad de evaluar el desempeño de la gestión, porque cada gobierno aplica políticas según sus ideologías y el relajamiento de éstas (con el fin de lograr acuerdos) ha limitado la diversidad de alternativas, lo que ha incidido en el debilitamiento de los partidos.

Sin duda, existe una desconexión entre el electorado y los partidos, tanto, que la función de los partidos de hacer que la política sea amigable, según Dalton y Wattenberg (2000), ha mermado, porque hoy en día, gran parte del electorado se abstiene y cuando un elector decide ejercer su derecho al sufragio, éste elige inclinarse por nuevas alternativas. Lo alarmante, como señala Casal (2017), es que optan por alternativas que se ven representadas por partidos antisistema que ponen en riesgo la Democracia.

Como tercer argumento, se tiene que por la construcción de consensos, los partidos políticos han tenido que irse ajustando y dejar a un lado posiciones e ideologías tradicionales y tan cerradas para adecuarse y así, poder obtener votos de electores que anteriormente no hubiesen tomado en cuenta. Se dio una “flexibilización” de los fundamentos partidistas, en otras palabras, las ideologías políticas son cada vez menos irrelevantes en cuanto a las diferencias entre partidos. Ahora bien, es necesario preguntarnos ¿Cómo se dio ese declive del partidismo? ¿Quién o quiénes fueron los responsables de ello? Hay diversas respuestas, pero un importante número de doctrinarios apuntan a que la responsabilidad recae sobre los mismos partidos, al decidir cobijarse bajo el Paternalismo de Estado y como intercambio, los partidos actúan a conveniencia del Estado, alejándose más de su electorado. Los partidos seguirán  experimentando cambios y más cuando los ciudadanos están tan cautelosos con la política.

A su vez, todo esto también llevó al surgimiento de líderes que no han sido adiestrados bajo formación partidista desde sus inicios pero que tienen una gran capacidad de llegar a un electorado amplio y por ello, son adoptados por partidos políticos. Donald Trump es el ejemplo por excelencia en estos tiempos.

Por otra parte, en su obra, Mair no le da mayor atención ni consideró al sistema electoral como “mecanismo de contención” para evitar el acceso al poder al populismo y al extremismo, así como la responsabilidad de los electores con relación a la participación política y toma de decisiones (su enfoque fue únicamente hacia los partidos). Análisis que se hace necesario en estos días, en que el comportamiento de los electores se vuelve más impredecible, siendo algunas de las causas el fraccionamiento y las actuaciones de los partidos.

A pesar de la visión casi fatalista de Mair, ya solo queda preguntarnos ¿Qué sucederá con los partidos? ¿Se fortalecerán o desaparecerán? No podemos responder eso, sería una irresponsabilidad y que si bien, Mair en su obra, ha dejado bastante claro el declive de los partidos, él tampoco establece una posible solución a ello (quizás una especie de “recetario” nos hubiese ayudado a saber cómo los partidos pueden fortalecerse y no seguir perdiendo legitimidad). Lo que sí se puede asegurar es que a pesar de la inestabilidad (producto de actuaciones que vienen de años atrás) a la que se enfrentan los partidos políticos en la actualidad, no dejarán de ser figuras vitales para la Democracia.

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